“Hacer un calvo: curiosa costumbre”
Si tuviéramos que dar una definición académica podemos definir “hacer un calvo” como el acto de enseñar en público las nalgas, bajándose para ello la parte trasera de los pantalones, calzoncillos o bragas, o subiéndose la falda.
1/ INTRODUCCIÓN
Para darle un toque multicultural diré que en inglés se la llama “mooning”, tengo que reconocer que he intentado investigar cómo se dice en francés, pero no lo he conseguido, lo más cerca que he estado es con la expresión «montrer les fesses» pero por los expertos que he consultado, no es exactamente lo mismo y ciertos países de hipanoamérica se denomina como «cara pálida» o «chato».
La verdad es que suele realizarse como gesto de protesta, desprecio, falta de respeto o provocación, o solo por diversión o exhibicionismo; para todos aquellas personas que tengan la tentación de correr en círculos con la cabeza entre las manos encomendándose a sus santos preferidos, diré que suele carecer de connotaciones eróticas.
Hay que resaltar que en esta costumbre no hay ningún tipo de discriminación por sexos, lo realizan ellos y ellas indistintamente, la edad tampoco es un factor excluyente. Hay quien asegura que tampoco es una costumbre privativa de la raza humana.
Si echamos un vistazo a los orígenes del hombre, con la idea clara de no abandonar en ningún momento el rigor científico del estudio, a día de hoy, no se ha hallado ninguna prueba de que el Homo Erectus (para que las mentes calenturientas no den rienda suelta a su imaginación y evitar suspicacias sobre el nombre, que conste que se le denominaba erectus porque caminaba erguido) se ejercitara en este arte, tampoco tenemos ninguna certeza de si el Homo neanderthalensis tenía tal costumbre o no, y para no quedarnos cojos, tampoco hay ninguna investigación que pueda demostrarlo con el Hombre de Cromañón.
Pero lo que si se puede asegurar y es claro, evidente y diáfano es que ni en la Cueva de Altamira, la Cueva de Chauvet y ni tampoco en la Cueva de Lascaux. aparece ninguna mención al respecto, es más, en el arte rupestre los animales aparecen de perfil. Pero, por lo tanto, hay una cosa que a estas alturas de la investigación podemos asegurar sin ningún género de dudas, que si tenían esa costumbre, no la dibujaban.
Sobre los Babilonios, egipcios y otras culturas, lamentablemente, no tenemos referencias explícitas, aunque todos sabemos que los babilonios eran, como decirlo… ligeritos de cascos y si hay algún babilonio por ahí que considera que no es cierto y se siente ofendido, qué me denuncie.
2/ BREVE RECORRIDO HISTÓRICO
En el siglo I ya se hacían calvos. La costumbre continuó, siendo muy popular durante la Edad Media, y los historiadores se hicieron eco de varios casos, que han ayudado a recoger y preservar la historia de este gesto, y la evolución de su significado a lo largo de los siglos y los continentes.
La primera ocasión en que encontramos descrito «hacer un calvo» es en la Antigua Roma. El historiador Flavio Josefo, en el año 66, describe en su obra cómo fue testigo de este acto. Un soldado romano hizo un calvo a un grupo de judíos que se encaminaban hacia el Templo durante la Pascua: Uno de los soldados, recogiéndose el manto, se agacho , volviendo el trasero hacia los judíos, e hizo oír un ruido que concordaba con su postura.
Parece ser que el origen lo podemos establecer en la Edad Media. Se cuenta una anécdota de uno de los nietos de Carlomagno, Carlos II «El Calvo». En la batalla de Fontenoy-en-Puisaye (841), en la que derrotó a su hermano mayor Lotario, Carlos se bajó las calzas para enseñarle su trasero a Lotario y decirle: «estas nalgas que tanto azotaste durante mi niñez te quitan ahora lo que pensabas fuera tuyo». De aquí que enseñar el trasero se convirtiera desde entonces en un símbolo de victoria y de sumisión del vencido.
Aunque esta historia aparecía en la película Braveheart, donde el ejercito escocés hacía un calvo al ejercito ingles, pero parece ser que según algunos historiadores, fueron los ingleses los que se pretendieron burlar de sus enemigos bajándose los pantalones y enseñando su “retaguardia”.
Dentro de la guerra de los Cien Años, en la batalla de Crécy que se produjo el 25 y 26 de agosto de 1346 en la zona de Picardía, al noreste de Francia. Se enfrentaron el ejército inglés de Eduardo III y el ejército francés de Felipe VI. Resultaron victoriosos los ingleses y los franceses sufrieron una gran cantidad de bajas. Se cuenta que fue ahí donde los soldados normandos le enseñaron sus posaderas a los arqueros ingleses y que posteriormente pagarían un alto precio por ello.
Y después de este breve recorrido por la historia, no creo que es necesario que intente describir el uso que se hace hoy en día de esta costumbre, pero lo que queda claro es que es una costumbre algo más antigua de lo que pensábamos.
https://apodaca.es/comunicacion-y-periodismo
https://supercurioso.com/que-es-hacer-un-calvo/
https://www.elnacional.cat/es/confidencial/hacer-un-calvo-nueva-protesta-represion_433202_102.html
https://diariodeavisos.elespanol.com/2017/02/calvo-bonito-educado-gesto/
https://emitologias.wordpress.com/2013/11/24/hacer-un-calvo-origen/
